Estado y servidores públicos.
Una de las cosas interesantes de la ciencia política, y en general de la ciencia, es desmitificar creencias políticas o de políticas públicas anidadas en la población; pero, esta tarea, es más difícil en el mundo de los intelectuales; donde el consumo de teorías académicas hace que terminen ideologizados; una persona se encuentra en este estado, cuando da prioridad a las ideas o teorías, sobre la realidad, aun cuando esta nos dice lo contrario.
Digo esto, por que se acaba de aprobar la Ley 31131, que traslada a los trabajadores del Estado, bajo contrato administrativo de servicio-CAS, a los regímenes laborales 276 y 728, en calidad de indeterminado. Y sobre esta decisión política del Congreso-que aprobó por insistencia la ley-, se afirma una serie de creencias políticas que es necesario desmitificar.
Una de estas creencias es, que el Estado es muy grande y es necesario uno más ágil y pequeño para que sea eficiente, que implica, entre otras cosas, la reducción de trabajadores del Estado. Esto es parte del enlatado ideológico de los noventa que alimentó a la academia y se consumía en exceso, por la ansiedad que generó la crisis económica de los ochenta. Esta política fue puesta en práctica por el gobierno de Fujimori, que desvinculó a miles de trabajadores del sector público, sin que el Estado finalmente termine siendo eficiente ni ágil. Lo que nos lleva a entender que la eficiencia y la agilidad, no solo pasa por tener un Estado con un reducido número de trabajadores. Si no, veamos a la empresa Huawei con mas de 190 mil empleados y nadie puede negar que es eficiente.
Hoy seguimos teniendo un Estado no solo ineficiente, sino inexistente, que se acentuó en los noventa por esta creencia política y que hemos pagado con vidas en esta pandemia. Veamos las fronteras y regiones del país donde el Estado no llega. Y esta casa, El Comercio, lo comprobó, a través de un exitoso programa de audiencia regionales y vecinales, e innovando en el periodismo cívico, recorriendo todo el país, de Madre de Dios a Iquitos y de Tumbes a Tacna. Sin embargo, los que abrazan aún esas creencias hacen caso omiso a la falta de médicos, enfermeras, maestros, ingenieros y servidores públicos en general y anteponen sus ideas-creencias a la realidad y siguen profesando por un Estado mínimo.
Los Estados en donde se ha logrado garantizar la salud y la educación, son los Estados de Bienestar. En el Perú nunca hemos tenido uno. Ni nos hemos asomado a ello. Los mejores ejemplos son los Estados nórdicos. Si comparamos, sin ánimo de deprimirnos, la ratio de número de trabajadores públicos al servicio de su población de estos países con el nuestro (siempre hay que compararse con el mejor de la clase), nos podemos dar cuenta de lo lejos que estamos, en materia de número de servidores públicos y que nuestro Estado no es un paquidermo. Así, de acuerdo a la OIT, Dinamarca, Suecia y Finlandia cuenta con 5.7, 7.1 y 7.1, respectivamente, ciudadanos por trabajador público. En tanto el Perú de acuerdo con SERVIR contamos con 1 millón 422,000 servidores públicos, al servicio de la población que alcanza, según el INEI a 32 millones 131 mil 400 habitantes, es decir una ratio de 22,59 por trabajador público.
La ley 31131, bajo comentario, tiene un requisito que abona a la necesidad de mas presencia del Estado. Es que solo será aplicable a aquellos que realizan trabajo permanente, es decir, que el Estado necesita del trabajador, del servidor público, para existir. Queda ahora, al Estado, capacitarlos. No he tocado el tema fiscal, que podría ser materia de otro artículo. Pero la ley le ahorra al Estado miles de procesos judiciales y aligera la carga procesal de los procuradores y del Poder Judicial. Siempre en cuando los funcionarios que deben aplicar la ley cumplan con la misma.
Dr. José De La Cruz Ponce
Muy claro Dr. José De la Cruz Ponce, lo que pasa es que ese canto de sirena de que el estado es deficiente se ha convertido en una letanía y si el estado es deficiente hay que hacerlo efectivo.
CEN-FERTASE-PERU
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