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viernes, 26 de febrero de 2021

 Mi columna semanal en

Semiótica de la calle:

La semana pasada se reveló uno de los más grandes escándalos, y de los tantos, que envuelven al país desde hace ya varios años: Vacunagate. Una vacunación clandestina, contra el Covid-19, que involucra un presidente, ministros, rectores de universidades, diplomáticos y varias otras personas allegadas a estos. Personas que, en paralelo a los ensayos clínicos que se emprendieron en septiembre de 2020, aprovecharon su poder e influencias para acceder a la vacuna de Sinopharm de manera secreta.

La Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) mediante un comunicado público el 14 de febrero, dio a conocer que la China National Biotec Group (CNBG-Sinopharm) envió un lote adicional de 3200 dosis de vacuna para ser administrado voluntariamente al equipo de investigación y personal relacionado al estudio. De las cuales, 1200 dosis se entregaron a la embajada china, quedando así 2000 dosis que servirían para inocular a 1000 personas. Por su lado, el presidente Sagasti, ha dado a conocer una lista donde figuran 487 peruanos que accedieron a este grupo de las 2000 dosis. Donde se encuentra entre los nombres más resaltantes al expresidente Martín Vizcarra, su esposa Maribel Díaz, su hermano César Vizcarra, la exministra de Relaciones Exteriores del Perú Elizabeth Astete, la exministra de Salud Pilar Mazzetti, el rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) Orestes Cachay, el rector de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) Luis Varela Pinedo, el gerente comercial de Suiza Lab Christopher Wiegering, el candidato al parlamento por Fuerza Popular Alejandro Aguinaga y su esposa Sonia Weber, el director de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Relaciones Exteriores José Jarama Alvan, el presidente interino de Sisol Carlos Contreras, Germán Málaga investigador principal de la Universidad Cayetano Heredia a cargo del Ensayo Clínico en su fase III de la vacuna Sinopharm, su esposa Ana Zuñiga Rivera, su hija Ariana Málaga Zuñiga y muchos otros más.
Esta lista, además, presenta inconsistencias. En ella se repiten varios nombres y se señala que varias personas recibieron tres y hasta cuatro dosis de vacuna. Con ello, obviamente, se busca que encubrir otra lista amplia de nombres que no se quiere que se conozcan. No hace falta ser un destacable matemático para hacer cuentas y determinar que aún existen 1026 dosis de vacuna con paradero desconocido. Es decir 513 personas más –sin tomar en cuenta los nombres repetidos y a los que se les atribuyen tres y cuatro dosis- que han podido ser vacunados y que aún no conocemos.
Creo que los peruanos en su mayoría, queremos y merecemos conocer la lista completa con los nombres de todos los beneficiados involucrados. Exigimos que el presidente Sagasti haga público los nombres que faltan para completar las cifras de dosis de vacuna o que se esclarezca donde se tienen las vacunas restantes. Y que la justicia alcance y determine la sanción que estas personas merecen por habernos engañado y por haber antepuesto su beneficio personal antes que el de la primera línea de salud. Todos deben ser expuestos y exigirlo está en nuestras manos.
Luciano Pillaca


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